Quema las divisiones.
Quema las fronteras.
Quema los odios.
Quema las venganzas.
Quema las insidias.
Quema las mediocridades.
Quema las criticas destructivas.
Quema las afrentas.
Quema los desprecios.
Quema las tiranías.
Y deja que se quemen todas las moscas cojoneras.
Te animamos, amigo bloguero, a que te pares un instante, respires y quemes algo de tu mundo interior, algo innecesario y hasta inutil para sentirte más liviano. En León, en la calle de la foto, alguien nos animó a quemar lo superfluo, lo anecdótico, lo secundario, lo irrisorio.
quemo mi orgullo
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