"La persona crece psicológicamente cuando no se conforma con lo que tiene sino que se preocupa por descubrir la esencia misma de las cosas. No es una exploración superficial o de chismorreo sino más bien una autorreflexión de las propias actitudes o acciones".
Alejandro Rocamora Bonilla
martes, 22 de abril de 2014

A pesar de parecerme todo

A pesar de parecerme todo un reto lo de contar la vida de alguien, acepté de buen grado relatar los avatares de mi buen amigo y paisano Gonzalo Rodríguez Fresno. La propuesta me la hice yo mismo basado en una simple reflexión: si merece la pena explicar las vivencias y el paso de alguien por este mundo, esa es la vida del Quinceta, sin duda. No encontraba a nadie mejor, una vida tan intensa, tan rica y variada la de este superviviente. Y, además, corría cierta prisa para recoger los apuntes de campo, ojalá me equivoque, después de los últimos avisos que la salud le ha dado a este de Villeza a sus 72 cumplidos.
El primer calificativo que me vino a la cabeza para definir al bueno de Gonzalo fue el de ‘VIVIDOR’, así con mayúsculas, una persona inquieta, un buscavidas que su situación familiar y económica le obligó a sobrevivir ante las necesidades del momento por aquello de que la necesidad agudiza el ingenio, que ha sido capaz de sacar una familia adelante y al mismo tiempo saber disfrutar de lo mejor de la vida, del comer, del beber, del fornicar, del cantar, contar chistes… unos vicios que no sólo ha sabido cultivar como el mejor, sino que lo ha hecho ganándose la confianza de muchas personas, muchos amigos que ha sabido sembrar por el camino y por el mundo adelante. Me gusta especialmente el otro apodo por el que le conocemos en el pueblo, el ‘Chachi’, porque cuando estás chachi, más si estás con el ‘Chachi’, es que estás fenomenal, vamos, en otras palabras, estás de puta madre.
Si digo que la vida del Quinceta ha sido intensa lo demuestra, como leeréis en estas páginas, los distintos trabajos y las variadas profesiones que ha tenido a lo largo de su vida: cestero, vendedor de hortaliza, de pescado, de fruta, veranero, minero, ordeñador de vacas, cargador de uva, agricultor, hortelano, ganadero, taxista, barman y gerente de un bar… Y las aficiones que han sido casi una obsesión en su vida han sido el juego y la fiesta: las cartas, las chapas, la pelota, el cante, el bebercio, las comilonas…, todas estas actividades mundanas las ha cultivado Gonzalo casi mejor que la huerta que tiene junto al Cuárrago con ayuda de su prodigiosa memoria y su gran habilidad para las matemáticas, los números, las cuentas.
Un biógrafo debería ser lo más objetivo posible, pero ya avanzo que yo no tengo ninguna intención de hacerlo, voy a ser muy subjetivo pues me considero amigo y admirador de este hombre que anda algo derrengado fruto de estar tanto tiempo agachado cultivando su huerta. Le tengo muy tratado al Quinceta desde toda la vida, pero más desde que comenzó a regentar el bar del pueblo. Le animé a que participara en el papel principal en la pastorada (La Cordera) de 1990 con el personaje de Juan Lorenzo que ni dudó entonces ni vaciló en repetir 22 años después cuando la volvimos a echar en 2012; también se animó a echar un refrán en San Antón en 1992 que yo mismo le inventé; participó en la gran fiesta de San Isidro de 1993, en las tareas recuperadas del verano de 1994 y en todas las cenas, comidas y fiestas que se han organizado en Villeza en los años que yo recuerdo. Se le ha cantado y ha cantado en todos los San Facundos (fiesta patronal de Villeza), en su famosa Ronda del Carreto por coincidir con su cumpleaños, donde ha entonado su famosa canción ‘Motores’; nos ha cantado ‘los diez

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