El Cid |
A ese Cid que todos llevamos dentro, que nos lleva a ejercer de justicieros y a proclamar y a exigir que cada cual reciba lo que se merece, pero nosotros un poco menos.
A ese Cid al que sacamos de vez en cuando a cabalgar a lomos de nuestro Babieca particular, arrasando, con el que pretendemos atemorizar y ganar batallas aún después de muertos, como cuenta la leyenda que él hacía.
Al Cid que nos lleva a enjuiciar y a condenar sin más pruebas que nuestras propias conclusiones, pero da igual, el caso es condenar.
A ese Cid en que nos convertimos cuando, Tizona en ristre, descabezamos aquí y allá sin mirar muy bien a quién, y lo hacemos en nombre de nuestro Rey Ego, siempre exigente, siempre insatisfecho.
Al Cid que lucha infatigablemente para lograr una supuesta paz y un orden que nadie le ha pedido y que no todos deseamos, pero que se empeña una y otra vez en ofrecer para gloria de su nombre y el de toda la humanidad.
Al Cid, caballero recto al por mayor, justo y justiciero, exigente, intolerante, batallador invencible, fiel hasta después de muerto, que desconoce su corazón y funciona sólo con cabeza y vísceras, que da la vida y más por sus ideales sin cuestionamiento alguno.
A ese Cid, ¡un poquito de por favor!
Que cabalgando furiosamente sobre Babieca y a tizonazo limpio no conseguiremos otra cosa que pisar flores y sembrar cadáveres a nuestro alrededor. Aunque pasemos a la Historia.
La escribana del Reino
M.E.Valbuena
Querida escribana!! Voy a analizar tu "Cid" desmenuzándolo: "A ese Cid que todos llevamos dentro,...", la palabra "todos" es una generalización y no se debe utilizar a la hora de comunicarse. Unos llevamos un Cid y otros otro, esto está mejor dicho."...que nos lleva a ejercer de justicieros y a proclamar y a exigir que cada cual reciba lo que se merece, pero nosotros un poco menos." Si a esto le ponemos el "todos" delante, no es cierto, porque hay justicieros que sólo quieren que cada cual reciba lo que se merece, pero no sólo los palos, sino también los beneficios, premios, recompensas, etc.
ResponderEliminar"...pretendemos atemorizar y ganar batallas aún después de muerto". Esto es cierto, pretendemos atemorizar más de lo que nos atemorizan. Cierto es que ganamos muchas batallas despues de muertas. Todas las mujeres maltratadas y asesinadas ganan la batalla después de muertas, pero no creo que lo pretendan.
"Al Cid que nos lleva a enjuiciar y a condenar sin más pruebas que nuestras propias conclusiones, pero da igual, el caso es condenar.
A ese Cid en que nos convertimos cuando, Tizona en ristre, descabezamos aquí y allá sin mirar muy bien a quién, y lo hacemos en nombre de nuestro Rey Ego, siempre exigente, siempre insatisfecho.
Al Cid que lucha infatigablemente para lograr una supuesta paz y un orden que nadie le ha pedido y que no todos deseamos, pero que se empeña una y otra vez en ofrecer para gloria de su nombre y el de toda la humanidad.
Al Cid, caballero recto al por mayor, justo y justiciero, exigente, intolerante, batallador invencible, fiel hasta después de muerto, que desconoce su corazón y funciona sólo con cabeza y vísceras, que da la vida y más por sus ideales sin cuestionamiento alguno." Esto seguro que lo hace alguien y la Escribana lo ha visto, por eso lo ha puesto.
"A ese Cid, ¡un poquito de por favor!
Que cabalgando furiosamente sobre Babieca y a tizonazo limpio no conseguiremos otra cosa que pisar flores y sembrar cadáveres a nuestro alrededor. Aunque pasemos a la Historia."
Ese Cid que llevamos dentro, a veces, debe pretender, sin Babieca y sin Tizona, sólamente con su cabeza (conocimientos), sus recursos (amigos, compañeros, profesionales,...)que no vayan otros sembrando cadáveres y pisando flores por doquier (vilencia de género, doméstica, depresiones por estrees que pueden llevar al suicidio y etc. etc.)
Algunas mujeres que han ganado la batalla después de muertas, se retorcerán en la tumba cuando ven a su enemigo en la carcel, pero cobrando una pensión por viudedad durante varios años, a pesar de haber sido descubierto y condenado.
EliminarYo llevo dentro un Cid con ganas de batalla, con ganas de tener razón, con ganas de llevar la realidad al huerto.. Me cuesta aceptarlo. Pero es así, es así... Un cid guerrero, inflexible, intolerante, deseoso de cargarse infieles... Es triste. Pero es lo que hay. De mi dependerá lo que hago con él. Gracias escribana por recordar esa parte de mi desagradable y molesta. Me estimula a crecer.
ResponderEliminarEsta reflexión me ha recordado cuando yo era rígida, rebelde, queriendo llevar siempre la razón, querer quedar siempre por encima de los demás, no escuchaba,me importaba mucho saber que opinaban los demás de mí; porque consideraba que me valorarian, que querrian que formara parte de su círculo de amistades, me consideraba en posesión de la verdad etc.etc., y al terminar de leer la reflexión de "La Escribana del Reino", me dije: ¡que felicidad!, cada día valoro más el haber sido capaz de admitir una reestructuración entera de mi persona; y ha servido para conocerme, querereme, aceptarme como soy, saber que nunca voy a ser perfecta,y que el desarrollo de mi vida cada día lo trato de hacer con la mayor serenidad posible.etc.etc.etc.,
ResponderEliminarPepi desea que esteis pasando un feliz fin de semana.
ojalá pudiera yo controlar esa furia y canalizarla adecuadamente.
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