"La persona crece psicológicamente cuando no se conforma con lo que tiene sino que se preocupa por descubrir la esencia misma de las cosas. No es una exploración superficial o de chismorreo sino más bien una autorreflexión de las propias actitudes o acciones".
Alejandro Rocamora Bonilla
domingo, 11 de marzo de 2012

LOCURA O CORDURA





Un día le preguntaron a Freud cómo definiría a una persona mentalmente sana y, de forma intuitiva, respondió: “Aquella que es capaz de trabajar y de amar”. Es decir, un sujeto está cuerdo si puede desarrollar alguna actividad y se interacciona adecuadamente con los demás. Si tiene posibilidades de dar y recibir amor, al mismo tiempo que desempeña alguna tarea. Indudablemente el estado patológico de la locura tiene multitud de matices: va desde las situaciones puntuales de malestar psíquico, a los grandes cuadros psíquicos (esquizofrenia, etc.), pasando por las enfermedades neuróticas y depresivas.

La locura y la cordura, pues, no son dos realidades opuestas o excluyentes. No son la imagen en espejo una de otra, sino más bien es un “continuo”, por lo que todos estamos sanos pero también todos podemos estar locos en un momento determinado.

Decimos que estamos sanos corporalmente cuando no tenemos ningún síntoma (dolores, fiebre, diarrea, taquicardia, entre los más frecuentes), pero la salud mental supone algo más que la ausencia de síntomas psíquicos (angustia, tristeza, delirios, trastornos de conducta, etc.). La salud mental positiva se manifiesta cuando existe un equilibrio entre nuestros deseos y realidades, vivimos armónicamente con nuestro entorno y con nuestras posibilidades psíquicas, físicas y existenciales. Es decir, hemos aceptado que tenemos limitaciones (de salud, de integración social, etc.) y hemos logrado una adaptación sana a nuestra realidad. Esto no supone una acomodación a nuestras deficiencias, sino más bien un intentar crecer, pero desde la propia realidad de cada uno. Este es el camino para llegar a la salud mental, que es una realidad dinámica, no estática, y por esto, debemos cultivarla todos los días para no caer en el malestar o en la locura, propiamente dicha.

La salud mental como objetivo no es un proceso lineal y ascendente sino más bien se representa por una línea quebrada, con sus más y sus menos, que convierte la biografía de cada uno de nosotros en una historia de avances y retrocesos, de estar sanos mentalmente y estar menos sanos, donde lo que cuenta es el final, pero también los pequeños y grandes logros cotidianos. Por esto podemos afirmar que la salud mental es un “equilibrio inestable”, que se puede perder y recuperar de forma transitoria o de forma definitiva, como ocurre con las grandes patologías psíquicas que se cronifican (esquizofrenia, depresiones psicóticas, etc.). Locura o cordura las dos caras de una misma realidad: la existencia de cada uno de nosotros.


Alejandro Rocamora Bonilla
Psiquiatra

3 comentarios :

  1. Me hace pensar esta frase: Todos podemos estar locos en un momento determinado de nuestra vida.

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  2. Si, probablemente, la cuestión está en saber interactuar "adecuadamente" con los demás.Trabajar nuestras actitudes y pensamientos es cosa nuestra pero cuando te llega de fuera algo que crees "inadecuado o desproporcionado" cómo actuar respetandose un@ mis@ y además sin hacer daño al otro?.
    Gracias.

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  3. Me ha recordado una de las maravillosas lecciones de Valentin: "Tenemos que aprender a escuchar nuestro cuerpo". Mente y cuerpo están interrelacionados.
    Y Pepi dice además; cuando vemos que algo falla, poned remedio cuanto antes, sera beneficioso primero para nosotros, y luego para las personas de nuestro alrededor.

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